domingo, 18 de octubre de 2015

The Legend of Zelda -A Link Between Worlds- 3DS review


Pues es Domingo, día de escribir en mi blog. Al principio no pensaba escribir hoy, porque estaba inspirada y quería dibujar, pero resultó que me puse un momento a jugar al Zelda a la hora de la siesta y... Pues eso, me lo acabé. Y entonces me dije "Pues vamos a escribir ya la reseña", así que...


Hoy os voy a hablar de un juego al que le tenía muchas ganas desde hacía ya mucho tiempo y que, justo antes de decidir que ya había hecho suficientes gastos, lo ví en una tienda de segunda mano, y lo pillé. Se trata del título más reciente (sino contamos el remake del Majora's) de una de mis sagas favoritas, The Legend of Zelda: A Link Between Worlds, para Nintendo 3DS/2DS de 2013.

Se me vendió este juego de puzzles y aventuras como una especie de remake del A Link to the Past, juego que, justo cuando se anunció este, recordé de su existencia, pues había sido medio desterrado en una esquina de la estantería por una estúpida disputa que tuvimos una mazmorra y yo, hacían como 10 años. Entonces, decidí retomarlo y volver a encender mi GBA, borrar mi partida y comenzarla de nuevo. Y gracias a Dios que lo hice, porque hoy en día, junto al Ocarina of Time, a pesar de todos los dolores de cabeza que me trajo, el A Link to the Past es mi juego favorito de la saga y, claro, la curiosidad por comprobar y comparar surgió.
Después de dos años de paciencia, decidí dar el paso y comprarlo de segunda mano, porque al contrario que en el juego, en este mundo el dinero no crece de las plantas y yo siempre intento esperar a que bajen los precios, a pesar de que muchas veces me sale mal la jugada, como el KH DDD, que tanto esperé que ya no lo encuentro por ninguna parte, o como ahora, que pocos días después de comprarlo, se anunció como NINTENDO SELECTS y puedes adquirirlo por 19,99€. Caprichos del destino.

Como iba diciendo, A Link Between Worlds se me vendió como algo parecido a un remake del A Link to the Past, pero yo, en realidad, lo veo más bien como un juego diferente, que bebe tanto del A Link to the Past como del Ocarina of Time, porque, es cierto que en todos los juegos se repite el mismo mecanismo o términos, pero es que esta vez... Y, aunque es cierto que si antes te has jugado el A Link to the Past llevas ya media lección aprendida, no es absolutamente necesario.

Argumentalmente se sitúa, he entendido yo, en una especie de futuro del A Link to the Past, un Hyrule que vive tranquilo y en el que Link puede dormir tranquilamente (más o menos) hasta que, intentando realizar un encargo, es testigo de algo que jamás hubiera imaginado: Un mago llamado Yuga está buscando a los descendientes de los Siete Sabios para capturarlos y usar sus poderes para resucitar a Ganon, el Rey del Mal. Bueno, eso no es nada extraordinario, lo curioso del tema es que el tal Yuga es un art-lover y lo que hace para capturar a estos personajes es transformarlos en retratos.
Y, cómo no, una vez capturados los Siete Sabios, Yuga se dispone a raptar a la princesa Zelda, por lo que Link deberá darse prisa y conseguir los medallones para mostrarse digno de la Espada Maestra, aquella que se utilizó en el pasado para acabar con Ganon. Sobra decir que el pobre Link no llega a tiempo pero, gracias a un extraño poder que le permitirá entrar en las paredes como pintura, podrá seguir al hechicero hasta un mundo paralelo llamado Lorule que curiosamente se parece mucho a Hyrule... Excepto porque está bastante destrozado. De manera que, mientras la regente princesa Hilda encierra mágicamente a Yuga, Link deberá buscar a las siete pinturas entre Hyrule y Lorule y liberar a los Sabios que le proporcionarán el poder del Triforce del Coraje para rematar a Yuga antes de que se libere del hechizo de la princesa Hilda... Historia con giro argumental antes de la batalla final incluido.



En cuanto al nivel de dificultad, no tiene nada que ver con el A Link to the Past. Los puzzles planteados son incluso divertidos, algunas mazmorras a mi me han impresionado en el sentido de que las he disfrutado mucho porque una vez le pillas el truco al puzzle se resuelve, no con facilidad, pero sí con fluidez. Por supuesto que hay unos cuantos momentos de dolor de cabeza, pero ningún momento es de esos de tirar la consola al suelo e ir a buscar una guía, qué va. Es más, el juego mismo nos proporciona pistas, pues, gracias a unas gafas especiales que Link puede equipar, verá fantasmas que, a cambio de una Play Coin, le proporcionarán información para resolver el puzzle de la sala en la que se encuentren. Pero no es tan fácil como imagináis, yo de tres veces que he pedido ayuda dos fueron bastante inútiles.

Un chico guapo
Por otra parte, nos reencontramos con ese problema que tenía ya el A Link to the Past, el de las pautas del juego. Una vez entras en Lorule, te marcan en el mapa las localizaciones de los Sabios, pero esta vez no te indican ningún orden, nadie te dice por cuál mazmorra deberías comenzar y cuál deberías dejar para el final. Yo misma he acabado el juego sin las botas para correr rápido y habiendo reforjado la Espada Maestra una sola vez. Sin embargo, a este problema se le resta el hecho de que se han suprimido los cofres de los objetos en las mazmorras, es decir, generalmente en las mazmorras hay cuatro tesoros importantes: la brújula, el mapa, la llave del Jefe y el objeto en cuestión que nos ayudará a resolver el puzzle, pues éste último no está en este juego y ha sido sustituido por la tienda de Ravio, un curioso personaje que montará su tienda de objetos en tu casa y te alquilará y venderá todos estos objetos.
Sí, cariños, en este juego tendrás que pagar por tus items, pero es más cómodo de lo que parece porque podremos disponer de todos los objetos desde el primer momento, excepto por la Sand Rod. Al principio Ravio sólo te alquilará los objetos, puedes escoger el que quieras, y alquilar todos los que quieras al mismo tiempo, y el alquiler dura hasta que el siguiente Game Over, es decir, una vez Link se quede sin vida, el pájaro de Ravio recogerá sus objetos y se largará, pero al reanudar la partida estaremos de nuevo en su tienda para alquilar de nuevo lo que queramos. Más adelante nos dará la opción de comprar sus objetos, por lo que si perdemos ya no vendrá el pájaro a recuperar nada y, además, por cada 10 Maiamai que encontremos y devolvamos a su mami Maiamai, ésta se ofrecerá a mejorar uno de nuestros objetos comprados. Hay 100 Maiamai para encontrar, pero no es absolutamente necesario encontrarlos a todos, yo encontré alrededor de 50 y no he tenido dificultades añadidas por eso.
Por otra parte, también se ha suprimido el número límite de x objetos y ha sido sustituido por un medidor clásico como el de poder mágico. Es decir, en vez de poder llevar 30 flechas contigo y tener que comprar más cuando se agoten, podemos disparar flechas hasta que se agote el medidor que, por cierto, se recarga sólo en un tiempo decente.

Se aprovecha mucho y muy bien la habilidad de poderse transformar en graffiti para resolver los nuevos puzzles planteados, y se hace todo mucho más dinámico, permitiéndote explorar más a fondo el mapa y descubrir pasillos que, vistos desde arriba no se pueden percibir. Porque a pesar de ser un juego completamente 3D, la cámara sigue situándose arriba, pero al tener la posibilidad de fundirnos con la pared en forma de pintura, la cámara cambiará de posición y nos permitirá ver cosas que antes no podíamos.
Así que, gráficamente, en realidad es como un juego 2.5D, porque la mayor parte del tiempo son gráficos 3D en un espacio donde realmente sólo existen dos ejes, que se invierten al convertirte en una pintura, pues los gráficos son 3D, con sus tres ejes, pero tú eres un gráfico 2D que sólo se mueve en un eje, de izquierda a derecha. Al principio parece un poco confuso, pero el recurso está muy bien aprovechado, y no me canso de decirlo porque hay batallas en las que esta habilidad te salva el culo.
Cromáticamente, a diferencia del A Link to the Past, éste juego tiene colores muy brillantes e incluso el reino de Lorule no parece tan amenazador como parecía el Mundo Oscuro, pero, claro, por otra parte la historia que se cuenta no desprende esa esencia oscura del A Link to the Past, un juego algo más adulto, no por su contenido, sino precisamente por ésta esencia más cercana al sword and sorcery de entonces.

En cuanto a la música, poco tardó en enamorarme, tan poco que me enamoró con tan sólo el tema del título, que, por supuesto, era un tributo a su origen. Y así encontramos muchas tracks heredadas del A Link to the Past, pero muchas otras track heredadas del Ocarina of Time, sin ir más lejos, en la Cámara de los Sabios suena exactamente la misma soundtrack, y luego hay similitudes entre temas, como el Eastern Palace que se asemeja al Inside Deku Tree. Por supuesto, también encontramos temas nuevos, como el Mother Maiamai, muy simpático, por cierto. El tema estrella, para mi, es obviamente el Forest of Mystery, que es el tema de los Lost Woods del A Link to the Past, pero no puedo olvidar ese tema tan épico de esa última batalla final con su pausa e intervención de la princesa Zelda, levantándote el ánimo porque queda ya tan poco. Que, por cierto, qué pedazo batalla esa.


Y cómo me mola hacer esta clase de fotos.
Y ahora, mi opinión.
Sin lugar a dudas, es el título de la saga que más he disfrutado, pero entre éste y el A Link to the Past, elijo el origen. ¿Por qué? Simplemente porque soy una viejuna y me parece más atractiva la oscuridad de la historia que relata el A Link to the Past, con ese principio en el que sales en plena tormenta a infiltrarte al castillo por un sueño que has tenido, y encuentras a tu tío, a punto de morir, que te entrega sus armas para que tu puedas salvar a la princesa Zelda, aspectos como ese y tantos otros, que hacían el juego más adulto y he echado de menos.
Por otro lado, el hecho de que el A Link Between Worlds no sea así lo acerca a toda clase de público. También tiene aspectos que lo convierten en un juego esencial para los jugadores de 3DS/2DS, no cabe duda, la idea y el provecho de la habilidad de poder imprimirse en las paredes y atravesar estancias de un lado a otro sin tocar el suelo, que cuando sacaron el trailer a mi me pareció rarísimo pero que ahora lo veo brillante, abre una puerta que une el Zelda más clásico con la portátil del momento y los compenetra en esta bellísima creación, porque los gráficos se levantan haciéndote redescubrir el 3D.
Otra cosa que me gustaría destacar es la batalla final, pero no me gusta hacer spoilers. Aún así, me arriesgaré a decir que la batalla en sí es la última prueba, la última pregunta del examen en el cual se comprueba si has comprendido bien el límite del juego, la última norma. Todo eso junto a su obvia reminiscencia a la misma batalla en el Ocarina of Time. ÉPICO.

Sobra decir que todo el juego me ha resultado maravilloso y, con ese final, me ha marcado y, quizás os parezca exagerada pero, ojala todos pudierais jugarlo.

viernes, 9 de octubre de 2015

CASTLEVANIA -Vistual Console review-


En realidad, aquel día que compré el Castlevania en la eShop, lo que pretendía era comprarme el primer Zelda, pero le vi los gráficos y pensé que me iba a costar la vista, y que ya estaba suficientemente cegata. No sabía que el Castlevania me iba a cobrar el mismo precio.




¡Basta de rollos! Castlevania es el juego más viejo al que he jugado hasta ahora (porque el Final Fantasy lo jugué en su edición del 20º aniversario) de plataformas y acción, publicado en 1988 para NES, que se puede obtener via Nintendo eShop para la 3DS/2DS por unos 5€, ya no me acuerdo bien.


La historia es sencilla, tu eres Simon Belmont y tu misión es acabar con el Conde Drácula, quien te espera pacientemente en lo más alto de la más alta torre de su castillo endemoniado y lleno de malévolas criaturas que intentarán impedirte el paso. Armado con tan sólo tu látigo y todo aquello que encuentres por el castillo, tendrás que abrirte paso y derrotar a las cinco horribles abominaciones que Drácula ha enviado para aniquilarte.

Así, la mecánica del juego no tiene misterio alguno: Simon ataca con su látigo y con el objeto que haya encontrado durante el stage (sólo podremos llevar uno, de manera que, al encontrar uno nuevo, perdemos el anterior), desde dagas hasta relojes que paran el tiempo, cuyo uso se limita al número de corazones que hayas recogido. Sí, en el Castelvania los corazones que encuentres no servirán para recuperar puntos de vida, sino para sumar usos a tu objeto. ¿Y cómo recuperas vida? os preguntaréis, pues, debo decir que hay dos maneras de recuperar vida, la primera es encontrando el objeto con esa función, que resulta ser como un trozo de carne cocinada y que no sólo escasea, se encuentra bien escondido, y la segunda manera es derrotando al jefe del stage. Como supondréis, con estas condiciones, el juego tiene una dificultad importante.
Contaremos con 3 vidas y la posibilidad de mejorar nuestro látigo, gracias también a látigos que encontraremos por los stages. También cabe decir que, dependiendo de los objetos que encontremos y los enemigos a los que derrotemos, se nos irá sumando puntuación al marcador, que volverá a cero cada vez que perdamos la partida o comencemos un nuevo stage. Y, cada vez que Simon muera, no sólo se nos restará una vida, volverá al principio del stage y el contador volverá a cero, también perderá todas las mejoras y el objeto que tenga equipado. Y esto sólo es el principio.

Mi momento favorito.
La dificultad del juego de un stage a otro crece de manera exponencial, y el hecho de que los enemigos se sitúen en lugares clave para hacerte la vida imposible no ayuda. Añadamos a esto las limitaciones gráficas de la consola original, que muchas veces el juego se aprovecha de ello para crear escenarios y escenas muy bonitas, como la imagen de arriba, pero que, aún muchas más veces, aprovecha para dificultar la lectura de la imagen, y lo consigue. La clave de este juego es tener paciencia y ser muy observador. Y tener suerte, mucha suerte, porque es un juego cruel que te obliga a aprender de tus errores a fuerza, y muchas veces parece que se burle de ti haciendo que pequeños detalles resulten una muerte fatal. Un reto importante. Y no es un juego muy largo, hay gente en YouTube que su gameplay le dura hora y poco, y a mi, mi consola ha contado 6 horas de partida.

Gráficamente muy limitado, me parece sorprendente como con tan pocos colores es capaz de crear estos escenarios y ambientes que, acompañados de la música, hablan, sin lugar a duda, de una auténtica historia de terror, y cómo se utilizan sus limitaciones para aumentar la dificultad. Y es que está hecho a propósito, estoy segura, porque el primer Megaman tiene las mismas limitaciones y se lee mucho mejor. Por otro lado, si nos ponemos románticos, precisamente así es como pensamos que sería el castillo del Conde Drácula, un lugar oscuro y mal iluminado, lleno de trampas.

Continuando por la música, al soundtrack de este juego tiene tracks muy épicas. Heart of Fire es uno de mis temas favoritos, al igual que Wicked Child, que los relaciono directamente con los momentos del juego en los que suenan, pero yo diría que el tema estrella del juego es Nothing to Lose, que no más comienza a sonar sabes que, al subir esas escaleras, con la luna como testigo, habrás llegado al lugar donde el Conde te ha estado esperando, y comenzará la batalla final, en la que suena Black Night, una de esas tracks que narra sin palabras una batalla a muerte. Finalmente, el Ending Theme es precioso y, siguiendo la misma estética lúgubre, te insinúa con sus últimas notas que la historia no acaba aquí...


Y creo que ya sólo queda mi opinión personal.
Comenzaré diciendo que pocas veces me he sentido tan orgullosa de mi cuando en los créditos de un juego me han dado las gracias por jugar. No sólo eso, el Castlevania te felicita diciendo que el papel más importante del juego lo has desempeñado tú, siendo, después de todo, sincero y humilde, y quizás disculpándose por todos los gritos de rabia que el jugador puede haber berreado mientras jugaba.
La razón real por la cual me decidí a adquirir este juego fue esta ilustración de aquí arriba, que es la carátula del juego. Me preguntaba que cómo diablos había podido el artista poner esos colores y que quedaran tan bien. Ese naranja tan amenazador que nos hace mirar a Simon, preparado para la aventura de su vida, que se equilibra gracias al triángulo de brillos que se forma y que nos envía a la mirada al Conde que resplandece de locura. Entre otras cosas. Una ilustración de esas que me gustaría tener en póster y enmarcarla, de las que digo yo que son míticas, y que me contó una de esas historias oscuras de Sword and Sorcery que tanto me gustan.
Y es que este juego es precisamente eso.
Todo ello desprende la esencia de la fantasía de aquel entonces, y te transporta a ese mundo oscuro donde un héroe solitario se enfrenta a su destino impuesto. Y cómo mola.

Sin lugar a dudas,  no es un juego para cualquier jugador, pues se requiere mucha paciencia y atención, y los gráficos también acotan a un público muy particular que, o bien jugó el juego durante su infancia, o bien jugó algún juego de la saga y se interesó en el origen, o bien tuvo curiosidad, como es mi caso. Pero desde luego, si lo que queréis es una buena aventura de fantasía ochentera, este es vuestro clásico y, por mi parte, el siguiente título ya lo tengo apuntado en mi lista para jugarlo de aquí a un tiempo.

domingo, 4 de octubre de 2015

A Shimmering Beast -album review-


HE VUETLO. He vuelto porque estuve tres días pasándomelo pipa en el ILUSTRAFIC, donde tuve un montón de ideas y escuché conferencias muy interesantes que me dieron aún muchas más ideas, y al final me dibujaba encima de tantas cosas que se me ocurrían. Pero como las cosas buenas vienen en pequeñas cantidades, hasta de aquí a dos años no hay más.
Y, hablando de pequeñas cosas buenas, hoy os quiero hablar de algo que descubrí durante esos días, algo que, ahora mismo, es uno de mis pequeños tesoros.

Para nuestra sorpresa (bueno, en realidad todos habíamos leído el programa y no era ninguna sorpresa), uno de los ponentes invitados, Nicolas Burrows, además de un chico muy guapo y majo resultó ser compositor, y nos dedicó un pequeño concierto acapella con guitarra para cerrar el congreso. Fue uno de esos momentos mágicos en los que todo deja de existir excepto ese pequeño espacio en el que todos estábamos, sentados o de pie, escuchando atentamente al artista y maldiciendo a quién hiciera un mínimo ruido que interrumpiera nuestra concentración. Algo así. De aquello sólo quedan nuestros recuerdos grabados en nuestros corazones y algún fragmento grabado en vídeo.

Una vez finalizada su actuación, y tras unos segundos de confusión al retornar al mundo real, ayudada por mi compañera (porque me sentía demasiado pato como para tan siquiera acercarme a decirle al chico que me había gustado tanto su concierto) nos acercamos al mismo tiempo que un grupo de chicas algo más espabiladas que nosotras al artista, no sé muy bien con qué intención. La cuestión es que, al llegar a aquella esquina en la cual habían acorralado al pobre chico, reparamos en que vendía alguna de sus obras, entre las cuales se encontraba esta pequeña moneda que compré por 10€ y fotografié esta mañana para escribir este post.

Y es que es una moneda especial.
La moneda, limitada a 100 unidades, se encontraba curiosamente guardada en un pequeño sobre de papel acompañada de un pequeño librito con información sobre el álbum musical, sobre el cual cantó alguna canción, y un código de descarga para obtenerlo via BandCamp (mi plataforma favorita para escuchar música guay y descubrir artistas).
De manera que, en vez de publicar el EP en CD físico, se ha optado por esta alternativa, y transformarlo en un objeto más bien representativo, algo diferente.



El álbum está compuesto por cuatro canciones suaves y tranquilas, con notas muy dulces y despreocupadas que cuentan pequeñas historias que podéis escuchar en la playlist de aquí arriba, que os llevará a la página de BandCamp, donde podréis obtenerlo por un mínimo de 5,32€. Digo un mínimo porque recordad que en BandCamp el precio lo pone quien compra el producto a partir del mínimo que ha marcado el artista que vende.
Por otro lado, la página de BandCamp también ofrece la oportunidad de adquirir la emblemática moneda por 10,65€ más luego el envío.

Personalmente, le tengo mucho cariño a este álbum por dos motivos muy personales, primero porque me recuerda todo lo bien que me lo he pasado estos días y lo mucho que he aprendido, y luego por la moneda. Siempre estoy protestando y lamentando el hecho de que si este CD sólo está en descarga digital, o si este juego no ha salido en edición física, etc, es un tema muy común mío. Ojala tuviera todos los álbumes que tengo comprados via BandCamp en edición física para ponerlos en mi estante de CDs y admirar como una tonta cómo combinan los colores y ordenarlos de mil maneras, pero no es así (hasta que coja por grabarlos y montarlos yo misma, claro), pero este álbum, sí que tiene una edición física, no es un CD, pero por eso precisamente es especial. En vez de un CD tengo una pesada moneda resplandeciente que tendrá como 2,5 cm de diámetro que quiero enmarcar y no sé muy bien cómo hacerlo. Y qué bonita quedará cuando lo consiga y la ponga junto a Len, encima de los CDs.